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Lo que los estudios de seguimiento ocular revelan sobre el autismo

Estudiar el trastorno del espectro autista (TEA) supone un reto único para los investigadores, ya que muchos niños con autismo presentan déficits de interacción social y comunicación. En otras palabras, a diferencia de lo que ocurre con otros grupos de personas, es posible que los investigadores no puedan obtener información precisa de los niños autistas haciéndoles preguntas.

Sin embargo, la investigación avanzada ha contribuido a arrojar nueva luz sobre el TEA en los últimos años. Gracias al uso de nuevas tecnologías y nuevos enfoques, los investigadores han podido obtener nueva información sobre el autismo de formas que antes no eran posibles.

Una de ellas son los estudios de seguimiento ocular. Estos estudios no invasivos no requieren la respuesta directa de los niños. En su lugar, los investigadores son capaces de rastrear hacia dónde gravitan los ojos de los niños, lo que puede ayudarles a entender cómo habla su cerebro y cómo les afecta a diario su trastorno del neurodesarrollo.

En este artículo, profundizaremos en lo que los estudios de seguimiento ocular revelan sobre el autismo.

Principales conclusiones

  • El seguimiento ocular ofrece una ventana no verbal y objetiva a la forma en que los niños con autismo perciben el mundo.
  • Los niños autistas suelen prestar menos atención a las señales faciales y más atención a los patrones geométricos.
  • El movimiento biológico y las señales sociales pueden pasar desapercibidos, lo que contribuye a los comportamientos errantes.
  • Los nuevos datos sobre la respuesta de las pupilas y el parpadeo pueden apoyar el diagnóstico precoz del TEA.
  • La detección precoz mediante el seguimiento ocular puede conducir a intervenciones más rápidas y adaptadas.

Índice

Atención visual

Estudios de seguimiento ocular se han utilizado en los últimos años para seguir investigando la identificación precoz del autismo. Ha demostrado ser un método eficaz, ya que los investigadores no pueden basarse en las respuestas verbales de los participantes, ya sea porque son demasiado jóvenes o porque aún no han desarrollado las habilidades lingüísticas necesarias para ello.

Lo que algunos de estos estudios han demostrado es que la atención visual de los individuos con autismo puede ser diferente de la de los individuos neurotípicos. Por ejemplo, en lugar de fijarse en la cara de otra persona cuando está hablando, los niños con autismo podrían mostrar preferencia por fijarse en formas geométricas.

En algunos de los primeros estudios de seguimiento ocular del autismo, se ha revelado que los niños con autismo no se fijan tanto en la región ocular de la cara de otras personas, al menos en comparación con sus compañeros neurotípicos.

La preferencia por las formas geométricas en lugar de los estímulos sociales comunes puede ayudar a explicar por qué los niños con autismo se fijan en la boca de otras personas o en otros movimientos periféricos.

Algunos estudios han señalado que los niños con autismo también pueden tener problemas para desviar su atención de estas cosas, lo que les hace parecer hiperfijados en determinados objetos o formas.

Conclusiones del estudio Implicación
Los niños con autismo pueden concentrarse menos en los ojos Dificultad con el compromiso social y las señales emocionales
Preferencia por las formas geométricas frente a las caras Puede explicar el menor interés por los estímulos sociales
Problemas para desengancharse de ciertos objetos Podría provocar hiperfijación o una flexibilidad limitada de la atención
Menor sensibilidad al movimiento biológico Puede pasar por alto señales sociales como el movimiento en grupo
Respuesta pupilar y ritmo de parpadeo únicos Posibles indicadores precoces del autismo

Otros resultados

Curiosamente, estudios de seguimiento ocular han revelado que los niños con autismo pueden no orientarse con el movimiento biológico tanto como sus compañeros neurotípicos. Por ejemplo, un niño con TEA puede no captar al resto de sus compañeros de clase que caminan en fila hacia el comedor y, como resultado, puede desviarse y hacer sus propias cosas.

Esto puede ayudar a explicar por qué algunos niños autistas parecen estar a veces en su propio mundo, o por qué algunos corren el riesgo de fugarse. Podría deberse a que simplemente no captan las señal social que les da el movimiento biológico de los demás.

También se están explorando otras métricas que podrían rastrearse mediante estudios de seguimiento ocular. Por ejemplo, cómo responde la pupila a la luz o cuál es la frecuencia de parpadeo de un niño en comparación con los demás, que podrían servir como indicadores precoces de que un niño padece autismo.

El poder de los estudios de seguimiento ocular

Los estudios de seguimiento ocular pueden proporcionar a los investigadores información valiosa sobre el autismo que de otro modo no podrían obtener. Además, esta información es completamente objetiva, ya que no se basa en la respuesta de los individuos, sino que es una simple observación de cómo se mueven sus ojos en diferentes situaciones.

Algunos investigadores destacan el poder de los estudios de seguimiento ocular para la identificación precoz del TEA en niños pequeños. Dado que muchos de los síntomas comunes del autismo pueden no manifestarse hasta que el niño tiene algunos años, los estudios de seguimiento ocular podrían ayudar a diagnosticar con mayor eficacia el autismo incluso a una edad más temprana.

Además, los estudios de seguimiento ocular podrían convertirse en biomarcadores de diagnóstico para identificar el autismo en individuos de cualquier edad. Esto podría llegar a ser especialmente valioso, sobre todo porque no existen exámenes médicos ni análisis de sangre que pueden identificar el TEA.

Con una información más fiable en la mano, los estudios de seguimiento ocular podrían ayudar a apoyar a los niños con autismo haciéndoles empezar intervenciones específicas como el análisis conductual aplicado (terapia ABA) incluso antes en la vida, cuando el cerebro está en su etapa más neuroplástica.

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Los estudios de seguimiento ocular han arrojado resultados prometedores para la identificación e investigación del autismo. Han mostrado algunos biomarcadores comunes del autismo, que podrían utilizarse para ayudar a diagnosticar y tratar el autismo incluso antes.

En Blue Gems ABANos dedicamos a ayudar a todos los niños con espectro autista a adquirir las habilidades sociales, comunicativas y de la vida diaria con las que pueden tener dificultades. Mediante la elaboración de planes de tratamiento basados en los puntos fuertes, los retos, las preferencias y las necesidades de cada niño, podemos ayudarles a vivir de la forma más independiente posible.

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Preguntas más frecuentes (FAQ)

¿Qué es el seguimiento ocular?
El seguimiento ocular es un método de investigación que monitoriza dónde y cuánto tiempo mira alguien los estímulos visuales, lo que ayuda a inferir patrones cognitivos y atencionales.
¿Por qué es importante el seguimiento ocular para la investigación del autismo?
Permite a los investigadores recopilar datos objetivos de personas que pueden tener capacidades lingüísticas o comunicativas limitadas.
¿Puede utilizarse el seguimiento ocular para diagnosticar el autismo?
Aunque todavía no es una herramienta de diagnóstico independiente, resulta prometedora para identificar marcadores tempranos y complementar las evaluaciones clínicas.
¿El seguimiento ocular es seguro para los niños?
Sí, no es invasivo y no implica ningún contacto físico ni molestia.
¿Cuál es la mejor edad para realizar estudios de seguimiento ocular?
Son especialmente eficaces con bebés y niños pequeños, antes de que se desarrolle la comunicación verbal.