Prevención del autismo: ¿Se puede prevenir el autismo?
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a las personas durante toda su vida. No existe cura para el trastorno del espectro autista (TEA), solo formas de tratar los síntomas.
Dado que el autismo no es una enfermedad, no existe ningún medicamento que lo elimine o evite. Tampoco existen análisis de sangre o exámenes médicos que puedan realizarse fácilmente para diagnosticarlo.
En cambio, los diagnósticos se realizan a través de observaciones de una persona, y se basan en los signos, síntomas, rasgos y comportamientos comunes que presenta.
En los últimos años se ha investigado mucho sobre el autismo, lo que nos ha ayudado a comprender muchos aspectos diferentes de este trastorno. Uno de esos aspectos son sus posibles causas.
Esto ha llevado a muchas personas a preguntarse si el autismo puede prevenirse. La respuesta a esa pregunta no es tan sencilla, por lo que a continuación analizaremos sus diferentes aspectos.
Índice
¿Se puede prevenir el autismo?
La respuesta rápida a esta pregunta es que no, no hay forma de evitar que alguien desarrolle un trastorno del espectro autista. Sin embargo, es posible reducir el riesgo de que un niño lo desarrolle.
No existen investigaciones definitivas sobre las medidas que se pueden tomar para reducir las probabilidades de autismo, ni sobre el éxito de algunas de estas medidas. Sin embargo, si presta atención a los factores que influyen en el riesgo de desarrollar autismo, es posible que pueda mitigarlo en cierta medida.
Aun así, la prevención del autismo podría estar completamente fuera del alcance de cualquiera. Esto se debe a que existen factores genéticos que se cree que desempeñan un papel en el desarrollo del autismo.
Diversos estudios han revelado que si están presentes determinadas mutaciones o genes, un niño puede tener más riesgo de desarrollar autismo. No todas las personas que tienen estos genes o mutaciones genéticas desarrollarán autismo, aunque los estudios sugieren que el riesgo es mayor si están presentes.
Si ésta es la razón por la que un niño desarrolla autismo, no hay nada que pueda hacerse para evitarlo.
¿Qué factores de riesgo del autismo podrían abordarse de forma preventiva?
Algunas investigaciones sugieren que los factores ambientales podrían influir en el riesgo de desarrollar autismo. Algunos de ellos tienen que ver con los propios padres, así como otros factores relacionados con el embarazo.
Por ejemplo, un posible factor de riesgo es la edad avanzada de los padres. Los estudios demuestran que los padres de más edad podrían tener un mayor riesgo de tener hijos autistas. Tener hijos a edades más tempranas podría, en teoría, reducir el riesgo de desarrollar autismo.
Hay algunas condiciones prenatales, como que la madre esté expuesta a algunos medicamentos o tenga diabetes gestacional, que también se cree que aumentan el riesgo de autismo. Aunque la madre puede controlar algunos de estos factores, incluso las madres más sanas desarrollan a veces diabetes gestacional, por ejemplo.
También se cree que las complicaciones del embarazo influyen en el riesgo de autismo. Entre ellas se incluyen las infecciones, las complicaciones durante el embarazo y la exposición a determinadas toxinas. De nuevo, es difícil decir exactamente qué deben hacer las madres específicamente para reducir estos riesgos.
En general, los padres que deseen reducir el riesgo de autismo deben asegurarse de que la madre se cuida y come bien durante el embarazo, evita en lo posible las toxinas ambientales y acude al médico para revisiones periódicas.
Pero incluso con todo esto, no hay garantía de que un niño no desarrolle autismo.
¿Cuál es entonces la mejor manera de abordar el autismo?
Dado que el autismo no se puede prevenir, lo mejor que pueden hacer los padres, cuidadores y profesionales sanitarios es estar atentos a los primeros signos de advertencia del autismo. Si acuden a las visitas de control sugeridas por el pediatra, los padres pueden asegurarse de que trabajan codo con codo con el equipo médico de su hijo para detectar los primeros signos de autismo.
Una parte típica de estas primeras visitas rutinarias son las comprobaciones de los avances en el desarrollo para asegurarse de que el bebé progresa como debería. Si se detectan signos tempranos de alerta, el niño puede ser enviado a una evaluación más exhaustiva por un profesional especializado en autismo.
La razón por la que la detección y el diagnóstico precoces son tan importantes es que cuanto antes puedan iniciarse los programas de tratamiento de intervención, más éxito tendrán. Cuando los niños empiezan el tratamiento de análisis conductual aplicado, o terapia ABA, desde una edad temprana, tienen muchas más perspectivas de mejora que cuando empiezan más tarde.
Así pues, aunque el autismo no se puede prevenir, se puede hacer mucho para tratarlo desde una edad temprana.
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Desgraciadamente, el autismo no se puede prevenir, pero puede haber algunas medidas que usted puede tomar para reducir el riesgo de que su hijo lo desarrolle. Dicho esto, la investigación sobre este tema es, en el mejor de los casos, incompleta y, aun así, podría estar completamente fuera de su alcance.
Por eso es tan importante prestar atención a los primeros signos de advertencia del autismo para poder haga que su hijo sea evaluado por un profesional si cree que el TEA es una posibilidad.
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